Fuente: ideas escuchadas a Mario Sabán
El sentido de la vida es revelar quién uno es.
El sentido de la vida es saber quién soy.
El sentido de la vida está predeterminado según la identidad de mi alma. La mente limita porque nos lleva siempre hacia zonas de seguridad.
Las pistas para descubrirlo son los lugares donde tu alma vibra. La pasión es la misión.
Donde vibra tu alma, allí está tu sentido.
La pasión necesita límites para evitar el desequilibrio.
El mayor privilegio de una persona es saber cuál es el sentido de su vida.
Somos perspectivas de Dios mirándose a sí mismo.
La esencia de nuestra alma es buscar. Somos buscadores.
Vinimos a revelar lo oculto, a sacarlo a la luz, a expandir la consciencia.
Nos atrae lo oculto porque el alma vino a revelarlo.
El deseo del alma es revelar el secreto, encontrar el vacío donde están todos los secretos, traer a Dios al universo.
El proceso es rectificar. En ese camino me voy a encontrar con lo que me hace vibrar.
El desequilibrio es algo que no me pertenece, pero está insertado en mí.
Cómo hacer la rectificación:
1. Reconocer que no es mío: “Esta característica no es mía”.
2. Querer cambiar esa característica negativa por una positiva.
3. Al querer cambiar, me voy desidentificando de esa característica.
4. Voy cambiando la energía.
5. Me acerco a la nueva versión de mí.
6. Modificarlo en todas las dimensiones.
7. Resultado final: llegar a la Neshamah, mi mejor versión en todas las dimensiones.
La versión fundamental: NESHAMAH.
Hay atajos.
Todo lo que hago tiene que ver con mi alma. Ella sabe lo que tiene que hacer, aunque yo aún no.
Mente en calma es utopía: mejor tener una mente entrenada para la no calma.
Mente entrenada para las dificultades, para aprender de los obstáculos, del mundo real, de los dolores reales.
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