Buendía, mi apellido historia es.
Buen día, porque hoy encontré,
en un rincón polvoriento, lo que por muchos años olvidé:
mi máquina de la memoria, la que yo mismo inventé.
Buen día, porque hoy encontré,
en un rincón polvoriento, lo que por muchos años olvidé:
mi máquina de la memoria, la que yo mismo inventé.
Y al encenderla, muchas memorias visualicé.
Todos mis objetos perdidos aparecieron en los lugares por donde tanto busqué:
recordé dónde dejé el imán, recordé y lo encontré,
la máquina múltiple que pega botones y baja la fiebre,
las monedas de Úrsula, o más bien, lo que queda de ellas,
los dientes del gitano,
el huevo filosófico,
el emplasto para perder el tiempo,
los cálculos teóricos de la Tierra redonda,
mi laboratorio,
y este dichoso invento que fue el que inició todo.
Todos mis objetos perdidos aparecieron en los lugares por donde tanto busqué:
recordé dónde dejé el imán, recordé y lo encontré,
la máquina múltiple que pega botones y baja la fiebre,
las monedas de Úrsula, o más bien, lo que queda de ellas,
los dientes del gitano,
el huevo filosófico,
el emplasto para perder el tiempo,
los cálculos teóricos de la Tierra redonda,
mi laboratorio,
y este dichoso invento que fue el que inició todo.
Este dichoso invento del cual me desharé,
este aparato para olvidar los malos recuerdos,
porque gracias a él lo he olvidado todo,
así que su ánima nunca jamás despertaré.
este aparato para olvidar los malos recuerdos,
porque gracias a él lo he olvidado todo,
así que su ánima nunca jamás despertaré.
Hoy es un buen día para recordar.
Porque con el recuerdo vuelvo a Macondo,
vuelvo a sus calles,
vuelvo a escuchar los pájaros,
vuelvo a las expediciones,
vuelvo a los buenos días,
vuelvo a mis preciados recuerdos.
Porque con el recuerdo vuelvo a Macondo,
vuelvo a sus calles,
vuelvo a escuchar los pájaros,
vuelvo a las expediciones,
vuelvo a los buenos días,
vuelvo a mis preciados recuerdos.