El ojo que todo lo ve no es más que nuestra propia capacidad para reconocer aquello que debemos rectificar.
Es la consciencia que nos invita a la transformación personal, a la iluminación, a la expansión de nuestro potencial.
Es el acto de morir al yo no deseado para ser, al fin, verdaderamente libres de juicio interno.
Y así poder mirar al exterior con bondad.
Es la consciencia que nos invita a la transformación personal, a la iluminación, a la expansión de nuestro potencial.
Es el acto de morir al yo no deseado para ser, al fin, verdaderamente libres de juicio interno.
Y así poder mirar al exterior con bondad.